DEVOCIÓN, RELIGIOSIDAD POPULAR, PIEDAD POPULAR: ES DECIR RELIGIÓN DEL PUEBLO DE
DIOS.
Trono Palio de la Regina Martyrum |
Aparte
preparado por los Hermanos Cofrades Templarios en su experiencia penitencial en
la Parroquia
de San Pablo, Apóstol.
Ya el Papa Pablo VI en 1975, el 8 de diciembre, publicó su Encíclica Evangelli Nuntiandi, Es aquí, recogiendo el espíritu del Vaticano II, donde se habla abiertamente, por primera vez, de la piedad popular, reconociendo que desde hace siglos, se descubre en el pueblo sencillo, expresiones particulares de búsqueda de Dios y de la fe. Ciertamente la religiosidad popular tiene límites, está expuesta a superticiones, a quedarse meramente en un nivel de manifestaciones culturales sin llegar a una verdadera adhesión de la fe. Pero, cuando esta bien orientada contiene muchos valores:
- Refleja una sed de Dios, hace capaz la generosidad y sacrificio cuando se trata de manifestarla,
- Comparte un hondo sentido de las cualidades que posee el propio Dios: la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante.
- Engendra actitudes interiores como la paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción.
Al asomarnos
a ella, hemos de eliminar cualquier tic de autosuficiencia o menosprecio. No la
debemos situar en el campo de la patología de la fe, junto a la ignorancia, el
fundamentalismo, el fanatismo o la superstición. La piedad popular, la
religiosidad popular es, pura y simplemente, la religiosidad del pueblo. Se
mueve, pues en las coordenadas de la gente común y asume sus modos de
expresarse en familia, la profesión, la sociedad y la cultura ambiente.
Procesión del Encuentro |
Tenemos una religiosidad creyente,
cristiana, católica y compartida por muchos. Con gran arraigo tradicional, con
acusadas expresiones emotivas, simbólicas y plásticas, sin que falte en este
cóctel una vena de interioridad y hasta el intimismo religioso (rezar a solas
ante el Cristo o la Virgen).En
nuestra tradición, la religiosidad popular se manifiesta en la fuerza emocional
de las imágenes sagradas, en la
Hermandad y Cofradías del Gran Poder que les dan culto y en
las procesiones que desfilan por las calles para veneración del gran público. Cristo,
María, se nos muestran como si se diera en ellos una segunda encarnación de
esos sagrados personajes tallados por un artista inspirado. Es falso e
injurioso que se trate aquí de idolatría. Todos saben quienes son Cristo y
María. Sólo son uno y una, y están en el cielo.
A Él lo adoramos y a Ella la veneramos e imploramos aquí, sobrepasando
la mediación de una talla. No veneramos al representante, sino al representado.
Pasos Tronos Señora de las Penas y Santos Apóstoles |
El conocimiento de Cristo y su
mensaje es el camino de nuestra salvación para pasar del ritualismo hueco a una
mayor profundidad religiosa, que suponga el encuentro con Cristo; del
costumbrismo, a veces no sólo popular sino populachero, a la hondura de
sentimientos expresados en una verdadera fraternidad; del gusto del barroquismo
lujoso, a la digna austeridad vivida en el acierto estético que nunca ahorra lo
sublime por acumular adornos innecesarios; del sectarismo religioso – la Hermandad del Gran Poder
ha podido distinguir perfectamente su actuación hacia la búsqueda de colaboraciones
leales con respeto a la comunidad parroquial y diocesana.
Paso del Gran Poder |
Es así que el Vaticano II no sólo no
ha sepultado ni barrido la religiosidad popular; más bien al contrario, la ha
redescubierto y valorado, considerándola como un campo privilegiado para la
evangelización y una plataforma muy idónea, y a veces casi única, para
evangelizar desde ella.
De aquí
emanará la encíclica Evangelii Nuntiandi y años atrás el Directorio sobre
Religiosidad Popular que elaboró la Sagrada Congregación
para el Culto y la
Disciplina de los Sacramentos.
Señor del Gran Poder |
Tenemos que ser conscientes de que lo
que poseemos entre nuestras manos es algo sagrado. No es importante la
clasificación de nuestra Semana Santa, no es importante que los medios de
comunicación anuncien nuestras celebraciones como “hechos culturales nacidos de
la inmanencia del pueblo”, no es importante la afluencia de las gentes atraídas
por las evoluciones de nuestros tronos o el dramatismo o la estética de
nuestras procesiones. Algo que es tan sagrado como la entrega de un Dios que
dio su vida por dignificar al ser humano, no puede ser tratado tan banalmente.
Lo que nació sagrado, es sagrado y será siempre sagrado. Todo gesto, todo
programa, toda vida comunitaria, toda actividad formativa, toda obra de
caridad, toda celebración y toda procesión, todo culto y devoción de nuestra
Hermandad Penitencial, ha sido repensados y propuestos, dentro de una actitud
orante, de comunión, para que todo conduzca hacia Cristo.
Paso Palio de Nuestra Señora de la Soledad |
Juan Pablo
II finalizado el último Gran Jubileo se preguntaba: ¿Cómo es posible que, en
nuestro tiempo, haya todavía quien muere de hambre; quien está condenado al
analfabetismo; quien carece de la asistencia médica y medicamentos necesarios,
quien no tiene techo donde cobijarse? Y añade: Si verdaderamente hemos partido
de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el
rostro de aquellos con los que él mismo ha querido identificarse: “He tenido
hambre y me habéis dado de comer, he tenido sed y me habéis dado de beber; fui
forastero y me habéis hospedado; desnudo y me habéis vestido, encarcelado y
habéis venido a verme” (Mt. 25,35-36)
Santa María Magdalena y los Santos Apóstoles |
El culto, aunque constituya la
finalidad principal de nuestra Hermanad o Cofradía, no absorbe todas las energías.
Más aún la autenticidad del culto se verifica también istoria humana” (Comisión
Episcopal de Enseñanza y Catequesis).en la práctica real del
amor fraterno, tal como nos indica Juan Pablo II en su encíclica Novísimo
Millennio (49). Desde su constitución, la Hermandad del Gran Poder ha instituido su espacio
de oración, para que cofrades templarios y devotos oren al Padre, al Hijo a la Madre, por medio de las
actividades que realizamos todos los viernes de año.
Hemos sembrado un catecumenado entre
nosotros. Labor que hemos entendido, como EXPERIENCIA DE FE, “Porque la Sagrada Escritura
no es un tratado sobre Dios, sino una profunda experiencia de Dios. No nos
invita a hablar de Dios, sino a escucharle cuando habla, proclamando su gloria
y acogiendo su acción. En la
Escritura CREER es reconocer y confesar la acción de Dios en
medio de los hombres. Por tanto, TENER FE no es meramente admitir la existencia
de Dios, sino “creer que Dios interviene en la humanidad.
Santa Mujer Verónica |
“Bendita sea la religiosidad popular que
ennoblece la vitalidad cristiana de nuestras Cofradías, y dichosos aquellos que
forman parte de ellas”. Decía nuestro Fundador, el Padre Manuel López Varona,
q.d.D.g.
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